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El buzoneo sigue siendo el rey

Canta Luis Miguel que no tiene trono ni reina ni nadie que le comprenda y, a pesar de ello, sigue siendo el rey. Algo parecido le ocurre al buzoneo en el mundo de la publicidad aunque al contrario que le ocurre al artista mexicano, el reparto de folletos en los hogares sigue ostentando el trono frente a otras formas de promoción que las compañías tienen a su disposición en las empresas del sector como Publidirecta.

Lo cierto es que -a pesar de lo que muchos pueden pensar- la gente reacciona bien a la publicidad directa. Hay tantas empresas, negocios y públicos diferentes como opciones ofrece la publicidad para venderse a los dos primeros y llegar hasta los terceros. A pesar de las diferencias, son perfectamente combinables. Y es recomendable hacerlo porque se logran varios impactos en poco tiempo obteniendo el mismo efecto que una gran campaña y maximiza las posibilidades de éxito de la campaña.

La ‘competencia’ del buzoneo

¿Quiénes son los rivales del buzoneo en este juego de tronos? Arranquemos con los que están presentes en la rutina diaria: la cartelería que inunda las calles, los comercios en los que compramos -tanto dentro como fuera de ellos-, las universidades, asociaciones, locales… No es la única manera de publicidad presente en el día a día; repartir folletos en mano es una práctica que por sus características permite estar presente todo el año. Es una de las más empleadas ya que permite dirigirse al público objetivo de la empresa en puntos concretos donde se encuentra.

A esto se unen las promociones que emplean el espacio disponible en vehículos como las bicicletas, motos, coches o todo tipo de transporte público. Se trata de información directa con un gran impacto por su notoriedad y la sorpresa que genera. Por último hay una modalidad que complementa al rey y son los folletos presentes en comercios seleccionados y en aquellos que no supongan competencia para la empresa en cuestión. Es una fórmula a tener cuenta puesto que genera un reimpacto del buzoneo.

Y es que gran parte de la inversión en publicidad de las empresas se la lleva el rey. Por algo será. Es innegable que el buzoneo no sólo es efectivo, también permite localizar las campañas para dar en el centro de la diana y el reparto es ágil con un coste bajo. A sus cualidades básicas, se unen las diferentes versiones que aporta como el poming (publicidad en las puertas de las casas) y el perching (reparto de folletos que cuelgan del buzón). Son un par de fórmulas muy impactantes, abiertas, novedosas y creativas que, cada vez, se usan más. A la vigencia (y al reinado) del buzoneo le sobran razones para seguir cómodamente instalado en su particular trono de la publicidad.