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La publicidad contextual vuelve con fuerza

La forma de elaborar las campañas publicitarias y medirlas ha cambiado y mucho en los últimos años. El uso del big data, la posibilidad de personalizar los mensajes en torno a un sinfín de imputs con las que contamos y el desarrollo de nuevas tecnologías que permiten crear, desarrollar y analizar cada acción desde su inicio y pasado un tiempo de su finalización ha supuesto un cambio radical en la forma de trabajar de las agencias.
Una serie de avances que han dado una vuelta de tuerca a la publicidad contextual consiguiendo crear mensajes distintos para cada usuario capaces de acercar a cada cliente, en el momento justo en el que este acude en busca de una necesidad. Es a través del conocimiento pormenorizado de los intereses y los hábitos de los consumidores como se consiguen elaborar los mensajes publicitarios personalizados.
No obstante, si algo nos ha confirmado ya la experiencia tras el trabajo durante mucho tiempo a través de la publicidad contextual es que, por ejemplo, hay que tener mucho mimo a la hora de crear acciones de retargeting, ya que a menudo estas son consideradas invasivas por parte de un target determinado.
Y es que, tal y como algunos estudios han venido confirmando recientemente, a los usuarios no siempre les interesa recibir publicidad vinculada a sus intereses. Al menos no cuando toda la que les llega es de este tipo. A menudo la razón esgrimida tenía que ver con el miedo al control de sus acciones que detectan se está llevando a cabo desde los buscadores y las redes sociales.
De ahí que se haya comprobado que la publicidad contextual es mucho más efectiva cuando llega tras búsquedas concretas y reiteradas de productos y servicios, y no de manera constante y por norma tras cada incursión en la red de redes.

Leyes de protección de datos y publicidad contextual

Otro de los asuntos que ha cambiado la publicidad contextual, tal y como la conocíamos, es la nueva reglamentación de protección de datos, cada vez más dura y limitando cada vez más aquello que las empresas pueden y no hacer con la información que vierten los internautas
Quizás por eso muchos gurús de la publicidad online estén hablando del retorno de la publicidad contextual tradicional. Es decir, aquella que triunfó sin echar mano a todos esos datos que vierten los internautas en webs, redes sociales, formularios o conversaciones privadas con terceros a cada segundo.
En este sentido, se apuesta por esa publicidad contextual que se aparece eventualmente a un nternauta cuando este realiza búsquedas de viajes y no ofreciéndole decenas de opciones distintas relacionadas con su última búsqueda llevada a cabo hace cinco minutos. Algo que, de llevarse a cabo, supondría más una vuelta a las cookies y no tanto al big data.
En resumen, la vuelta a los orígenes de la publicidad contextual, entendida esta como aquella que respeta los márgenes de la privacidad de los usuarios y que no provoca inquietud entre los consumidores, parece un hecho a tenor de los resultados de efectividad que esta presenta en comparación con esa otra que podríamos llamar contextual 2.0 y que abruma con datos exactos sobre todos nuestros últimos movimientos en la red.
Este retorno no significa, ni mucho menos, echar para atrás la máquina del tiempo y desligarse de todos los avances tecnológicos que se han ido produciendo, ya que muchas de las nuevas herramientas, más sofisticadas que antes, han llegado para quedarse durante el proceso de creación, puesta en marcha, desarrollo y difusión de los mensajes publicitarios.